Santo Domingo de Guzman

Santo Domingo de Guzman
Fotografia Panorámica del templo de Santo Domingo de Guzmán Oaxaca

jueves, 6 de octubre de 2011

Templo de San Agustin

Localización:
Se localiza a una cuadra al Este de la Plaza Central (zócalo) de la ciudad de Oaxaca, en la esquina que forman las calles de Guerrero y Armenta y López y que actualmente alberga a el colegio Casa de Cuna en las instalaciones de lo que fue el convento.

Antecedentes históricos y descripción
La obra, en su conjunto, perteneció a la orden de los agustinos que llegaron a la ciudad de Antequera de Oaxaca en 1576. Esta comunidad religiosa se distinguió en la ciudad por las actividades docentes que iniciaron; abrieron una escuela de humanidades, donde enseñaban desde el abecedario hasta las artes y la teología. Al menos, hasta la llegada de los Jesuitas, abarcaron la enseñanza media y superior cubriendo las cátedras de la recién fundada universidad.
Fray Juan Adriano fundó la misión agustina de Oaxaca; el obispo de Oaxaca, Fray Fernando de Albuquerque donó el predio, donde los religiosos construyeron su convento.
Las primeras obras del templo y convento, no correspondieron al diseño actual. Como en otros casos, estaban construidos con muros de adobe y techumbres de viguería y teja. El templo, de estas características, fue consagrado en 1586, aunque fue terminada por completo en 1596.
El proyecto actual del templo fue elaborado en la última década del siglo XVII. Las obras, que por espacio de treinta años se realizaron, tuvieron como finalidad el replanteamiento formal del templo y la construcción del convento, mismas que fueron costeadas por el generoso filántropo portugués don Manuel Fernández Fiallo, y un benefactor de nombre Lorenzo de Mendoza. La construcción global, fue terminada en 1722, año de su consagración.
En 1862, a raíz del decreto de exclaustración, el Gobierno Federal cedió el convento al Instituto de Ciencias y Artes. En 1893, el Obispo Eulogio Gillow adquirió el convento, y fundó ahí la Casa de Cuna, institución de beneficencia infantil, que hasta la fecha ha perdurado.
El templo de San Agustín posee una de las portadas más vistosas de la ciudad En su interior guarda auténticas joyas que sorprenden por su originalidad y calidad artísticas.
La portada, de estilo barroco, fue realizada por el escultor Tomás de Sigüenza. Está dividida horizontalmente en tres cuerpos, separados entre sí por entablamentos; en forma vertical, consta de tres calles divididas entre ellas por juegos de columnas de diferente orden. En el primer cuerpo destaca el acceso al templo, bajo un arco de medio punto, en cuya clave se encuentra un emblema de los agustinos. A ambos lados, en las entrecalles delimitadas por columnas jónicas, dos nichos albergan las imágenes de San Nicolás Tolentino, a la izquierda, y de San Juan de Sahagún, a la derecha. Abajo de los nichos figuran dos cartelas con inscripciones en latín, alusivas a la reconstrucción del templo en los siglos XVII y XVIII.
En el segundo cuerpo, la calle central contiene un cuadro dedicatorio, cuyo personaje central es San Agustín, obispo de Hipona. San Agustín, barbado y vistiendo el hábito talar de los agustinos, extiende su brazo derecho en actitud pastoral, mientras que con la otra mano sostiene la maqueta de un templo. Arriba del obispo, dos querubines sostienen su casulla bajo la cual quedan protegidos un grupo de frailes en actitud de oración. A los pies del Santo hay tres cabezas de hombres barbados. Las calles laterales tienen columnas corintias; los nichos alojan las esculturas de San Alipio, a la izquierda y, Santo Tomás obispo de Valencia, a la derecha.

El tercer cuerpo se reproduce en mucho al segundo con sus columnas corintias y nichos. El nicho izquierdo alberga la escultura de Santa Clara de Montefalco, y el opuesto, a Santa Rita de Cáscia. La entrecalle central da lugar a un amplio óculo octagonal, que introduce iluminación al interior de la nave, a través de sus cristales de colores. El remate es un frontón abierto donde emerge un marco con el emblema agustino.
La portada lateral norte es más modesta

El portón está bajo un arco de medio punto, enmarcado por pilastras lisas y un entablamento, cuyo friso se decora con rombos. Sobre el entablamento, dos altos pináculos dan marco a un nicho con la imagen de la Virgen de Guadalupe. El nicho está enmarcado con pilastras estriadas de capitel jónico y un entablamento coronado por jarrones, además de otro nicho con la imagen de la Inmaculada.
El interior tiene planta de cruz latina. Al ingresar, por la puerta principal, está el sotocoro, cubierto por una bóveda doble, sobre la que se dispone el coro limitado al frente con una barandilla de hierro forjado. La nave y los transeptos están cubiertos con bóveda de lunetos, el crucero con bóveda vaída.
El retablo mayor, ubicado en el ábside, es el motivo central del interior. Es de estilo barroco salomónico, terminado en madera tallada y revestido en oro laminado. Está compuesto por cinco cuerpos y tres calles, determinados por cornisas y columnas salomónicas, entre las que se disponen pinturas al óleo y nichos con esculturas policromas. La escultura principal es la de San Agustín, localizada al centro del retablo. Arriba y a los lados están las esculturas de San Alipio, Santo Tomás de Villanueva, San Juan de Sahagún y San Fulgencio Obispo, personajes importantes relacionados con la orden del fundador. Abajo de San Agustín, está un óleo representando a la Santísima Trinidad coronando a la Virgen en el cielo; a sus lados están las esculturas de los padres de la Virgen, San Joaquín y Santa Ana. Todas las demás pinturas representan escenas de la vida de San Agustín.
En los transeptos figuran otros dos retablos que, aunque de menor tamaño, son de igual belleza que el mayor. Están compuestos por predela o basamento, dos cuerpos y un remate; éstos divididos por cornisas y columnas salomónicas. El retablo del brazo norte está dedicado especialmente a San Nicolás Tolentino, cuya escultura está ubicada en el nicho central. Bajo este nicho se encuentra la escultura de la Virgen de la Consolación a la que fue gran devoto. Las demás pinturas que contiene representan escenas de la vida de San Nicolás, que conservó la humanidad caritativa hasta su muerte, ocurrida en Tolentino, Italia, en el año 1305. El retablo, del brazo sur, no tiene una temática definida. Sin embargo, la disposición de la decoración puede dividirse en tres categorías: la primera incluye la escultura de Santa Mónica, madre de San Agustín; la pintura de la Virgen de la Asunción y la de la Virgen con el Niño Jesús, y el Ángel Guardián. La segunda categoría incluye la pintura de San Juan Bautista Niño, en compañía de Jesús montado en un cordero, y la pintura que representa al mismo Juan Bautista en el momento de bautizar a Jesús en el río Jordán. La tercera categoría incluye tres pinturas, ubicadas en el remate; representan a tres Santos Congregantes: San Francisco de Asís, San Agustín y San Ignacio de Loyola.
Existen además, en los transeptos, dos pequeñas capillas adosadas; una de ellas dedicada a San Judas Tadeo, y otra a Santa Rita de García. Vale la pena también admirar el púlpito de madera incrustada con su escalera que arranca desde el presbiterio. En una cápsula de vidrio, bajo el púlpito, se encuentra un fragmento de huesos, reliquia de San Agustín, obsequiada al templo por la Curia Romana. Otra cápsula semejante, en el retablo de San Nicolás Tolentino, contiene un fragmento de tela de la vestimenta de San Nicolás, utilizada durante sus oficios divinos

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